Patxi Arocena fue uno de los precursores del libre en la Península, de los primeros que viajó al Verdón y captó el concepto de ensayar vías.
Cuenta, en al revista Escalar, que en zonas cercanas a su casa, como las cortas y explosivas paredes de la zona de escalada de Santa Bárbara, en Guipúzcoa, “empecé entrenando los vuelos, una cosa que en aquella época parecía ridículo, la gente creía que estaba loco”.
Suyos son los dos primeros octavos a vista que se hacen en España: «Un verano sin sol», en Etxauri, y «California», en Teverga, ambos en 1987.
Con alguna excepción de primeras realizadas por Koldo Bayona, Ricardo Otegui o Manu Beriain, casi la totalidad de los primeros octavos encadenados en las escuelas de Euskadi y Navarra llevan la firma de Patxi Arocena.
Entre ellos destaca «La brocha y el vampiro», en Santa Bárbara, que fue el primer 8a de Euskadi, encadenado por Patxi en 1987, un nombre con clara alusión a «La rose et le Vampire», el mítico 8b encadenado por Marc Le Menestrel en Buoux (Francia) en 1986.
Durante unos años se consideró el primer octavo ibérico, hasta la recotación en los noventa de la andaluza «Otavia» que hizo Juan Manuel García en 1986.
En la foto, en otro 8a de Etxauri de la época, de @dariodesnivel