El proceso de fabricación de una presa, en líneas muy generales, tiene varias fases: primero piensas un boceto, lo diseñas y esculpes la forma en una base de foam (espuma), en la que añades el logos, haces los agujeros para el tornillo y el tornillo antigiro y a partir de la cual sacas un molde recubriendo este con silicona líquida.
Una vez tienes el molde de silicona creado ya solo queda rellenarlo n veces y empezar a producir presas. Para este relleno se utilizan principalmente dos materiales: la tradicional resina de poliéster y el más moderno poliuretano.
El primero tiene la ventaja de ser más resistente al desgaste, además de ser más barata la materia prima aunque más lento el proceso de fabricación. El segundo tiene la ventaja de ser más ligero y, aunque es mucho más caro, el proceso de secado y por tanto de producción es hasta tres veces más rápido.
Unos y otros tienen sus defensores, aunque el poliuretano es lo que actualmente domina en el mercado. Hay también compañías que los moldes los sacan del relieve de la misma roca natural (es decir, no sólo se inspiran en ella, sino colocan unas planchas para captar sus formas y reproducirlas luego a modo de presa).
También hay quien opta por la madera natural, que tienen la ventaja de ser menos agresiva para la piel, aunque evidentemente su adherencia también será menor.