Alberto Ginés y Janja Garnbret han protagonizado momentos históricos en los Juegos Olímpicos, cada uno brillando en su respectiva categoría y escribiendo sus nombres en la historia de la escalada deportiva.
En Tokio, Alberto Ginés, el joven escalador extremeño de 18 años, ha logrado lo impensable: subirse al escalón más alto del podio olímpico, acompañado por el estadounidense Nathaniel Coleman y el austriaco Jakob Schubert. Su victoria ya tiene un lugar destacado en la historia de la escalada de competición.
Por su parte, Janja Garnbret no dejó margen a la sorpresa y confirmó su dominio absoluto. La escaladora eslovena se convirtió en la primera campeona olímpica de escalada deportiva femenina. Junto a ella, las japonesas Miho Nonaka y Akiyo Noguchi completaron el podio.
Tras una quinta posición en velocidad y una aplastante victoria en búlder, Garnbret demostró por qué es la mejor también en la modalidad de dificultad. Aunque su actuación en las clasificatorias había sido menos destacada de lo esperado, en la final fue otra historia.
La emoción se desbordó cuando Miho Nonaka, la única con posibilidades de arrebatarle el oro, se cayó muy por debajo de la altura alcanzada por Garnbret. La eslovena rompió en lágrimas, sabiendo que había conseguido su medalla de oro.
El podio femenino no se decidió hasta el último momento. Miho Nonaka se aseguró la plata cuando Jessica Pilz no pudo superar a Garnbret, y la lucha por el bronce mantuvo el suspense hasta la actuación de Chaehyun Seo. La joven coreana estuvo cerca, pero quedó dos presas por debajo de Garnbret. Así, el bronce fue para Akiyo Noguchi, la veterana japonesa, que retrasó su retirada para competir en los Juegos Olímpicos.
