Los peligros de la montaña no se pueden descartar por completo, sólo podemos intentar reducirlos. Siempre quedará un remanente de riesgo que, paradójicamente, lo podemos provocar nosotros mismo.
Es un gravísimo error el exceso de confianza, aun siendo «manos tenazas»… vean aquí el ejemplo. No me lo puedo creer.